Desde los dos años los alumnos afianzan hábitos que favorecen una progresiva autonomía para desenvolverse en la vida cotidiana. Su desarrollo físico y del lenguaje es exponencial en esta etapa por lo que adquieren cada vez más seguridad en lo que hacen. Por ello, esta etapa se convierte en una ocasión imprescindible para proponerles pequeñas responsabilidades.
A partir de los tres años, la autonomía se puede desarrollar con mayor intensidad favoreciendo actividades que les ayudarán a crecer con mayor seguridad tales como:
Os damos una serie de consejos:
Tomar decisiones sencillas:
Darles a elegir entre dos opciones cerradas. Por ejemplo, en el juego, puede elegir entre jugar con bloques o con animales. Con la ropa, puede elegir entre un jersey rojo o azul. Entre dos opciones de fruta para la merienda (manzana o plátano)…
Facilitar la higiene personal:
Animarles a que hagan por sí mismos la higiene personal (limpiarse las manos, los dientes o peinarse) aunque luego les acabemos de ayudar nosotros.
Darles algún encargo sencillo en casa:
A estas edades pueden ayudar con pequeños encargos en casa (pueden ayudar colaborando en poner la mesa, sacar la ropa de la lavadora, etc.), lo que facilitará que aprendan que en familia todos somos importantes.
Acompañarlos, sin resolverles las pequeñas dificultades:
Las pequeñas dificultades del día, las deben ir solucionando ellos, poco a poco para que lo que puedan hacer por sí mismos lo hagan.
Debemos recordar que lo más importante es el aprendizaje durante el proceso más que el resultado final.
Sacar tiempo para estar con nuestros hijos:
Nos tenemos que tomar el tiempo necesario para ayudarles a crecer evitando momentos de estrés. Esta actitud por parte del adulto favorecerá que nuestros hijos crezcan en una sana autonomía y autoestima.
En este post de Instagram os contábamos lo felices que están los pequeños de dos años aprendiendo a ser autónomos en el comedor.
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